27 de septiembre de 2022, martes – Un autobús de Interbus nos paseó desde Noto, pasando por Avola y por el aeropuerto de Catania Fontanarrossa hasta la terminal de autobuses de Piazza Borsellino, al sur del centro de la ciudad de Catania. A 200 metros de la plaza del Duomo o del elefante, como se prefiera. Gloria con su maleta y Ovir con la mochila, dos viajeros más entre muchos otros con rumbos encontrados cargando o remolcando sus petates por la ciudad. El elefante un tanto ridículo con un obelisco en el lomo los vió pasar. Tiempo después del elefantiásico monumento Ovir y Gloria llegaron a la Via Luigi Capuana, y Letizia, que debía esperarnos, ni figuraba. Finalmente recibimos los códigos para entrar al departamento. Nadie sabrá nunca para qué había que encontrar a Letizia, ya que alcanzaba con tener los códigos de la puerta de entrada al edificio y al departamento. Los propietarios prefieren enviar el o los códigos un poco antes de la hora del check-in, por lo que quien no tenga datos móviles o no tenga móvil, tendrá problemas.
28 de septiembre de 2022, miércoles – Volcán Etna – No sé muy bien que esperaba. Seguramente no imaginaba uno de esos refugios en los Pirineos, en los que si uno va a la letrina medio dormido por la noche puede caer en un precipicio mortal. Pero seguramente no esperaba grandes playas de estacionamiento, ni cantidades de comercios con porquerías para turistas, e innúmeras ofertas para no llegar a la cumbre en quad, a pié‚ o en monopatín. Exagero, en monopatín no había. El «Rifugio Sapienza» es una cruza de hotel con bar y restaurante. Concurrido por turistas de todo el mundo. Ése es el refugio de montaña que hizo construir Benito Mussolini. A sus espaldas se ven las laderas del Etna, con un funicular que tampoco llega a la cima, pero te acerca bastante. En las cercan¡as hay tres volcanes extintos (pequeños) que según leí en algún blog, «son muy chulos» Visitamos dos de ellos, son más o menos chulos. Algunas consideraciones prácticas. Hay un bus desde de la terminal de buses de AST en proximidad a la estación de trenes Catania Centrale. Cobran € 6 y monedas. La subida demora dos horas, sale a las ocho de la mañana. Más o menos a mitad de camino el bus para por veinte minutos en Nicolosi. Supuestamente para ir al toilette y comer algo, ocasión que se aprovecha para que suba una vendedora de excursiones, que por módicos € 70,00 promete que te llevarán «casi» hasta la boca del Etna. Nos divirtió bastante la muchacha, porque en su inglés italianizado ofrecía un «turro» a pié‚ casi hasta la boca. Así que con la complicidad del chofer del bus público, te venden el «turro» antes de que allí arriba te ofrezcan algún otro tipo de tour. Hasta hay un trencito de esos con neumáticos y que jamás conocerán una via hay, nada más contradictorio para una montaña, en mi modesta opinión. Un sacrilegio. Seis horas después el bus hace el recorrido inverso. Para quienes decidimos no tomar ningún «turro» ni el trencito, ni el funicular, es un poco excesiva la escala. De paso: el funicular cuesta € 30,00. Luego de visitar los volcancitos extinguidos y recorrer a desgano los comercios de objetos turísticos, empleamos nuestro tiempo en el restaurante del refugio. La bajada es bonita, con buenas vistas a Catania y valles aledaños. Las dos horas de autobús son entretenidas. Ya en Catania, compramos prosecco en el camino a casa, para brindar por el «ascenso» al Etna.
29 de septiembre de 2022, jueves – Ortigia – Otra vez en la estación de autobuses de Catania (la que está vecina a la de trenes), nos subimos a un Interbus con destino a Siracusa. Serán 60 Km, pero el bus emplea una hora y media en llegar a Siracusa. Cuesta algo más de € 6,00 por persona. Siracusa parece una ciudad moderna, con calles amplias saturadas de autos en doble o triple fila, algunas ruinas dispersas por allí. La terminal está a unos 600 metros del puente que te permite cruzar a Ortigia. Sólo hay que caminar a lo largo de la calle de la estación de autobuses, que simplemente (la estación) consiste en una calle. Por allí aparece el puente a Ortigia. Ahí nomás el Templo de Apolo. Ruinas griegas. Comienza lo mejor: Vagabundear por calles y pasajes, sin mucho rumbo, hasta el extremo opuesto de la isla de Ortigia. Es muy lindo esto de bagabundear en Ortigia. Por allí aparece una iglesia, más allá la catedral. Algún modesto museo. La fuente Aretusa. La fuente de Diana, en Piazza Archimede. Las callecitas algo sinuosas, incapaces de recibir un automóvil. Por suerte. Más vagabundeo. Café‚ mirando a los demás turistas. Sigue el bagabundeo. Con las piernas cansadas, caminata hasta el autobús (en general hay cada media hora a Catania) y regreso a casa en Catania. Un buen día de viaje para Ovir y Gloria.
30 de septiembre de 2022, viernes – Catania – El mercado callejero surge todos los días menos los domingos a no más de 300 metros de nuestro alojamiento. Allí EstuvimoS, haciendo honor al nombre de este modesto sitio viajero. Bien merece la visita, entre el gentío, los gritos de los feriantes, los puestos de frutas, verduras, ropas nuevas o usadas, zapatillas, pescados, quesos y fiambres, porquerías chinas. Un desparramo de gritos, colores, olores y sonidos. Son varias calles. Siguiendo la pendiente favorable se llega a la Via Etnea, que intenta contrastar (y lo consigue) con orden, limpieza, comercios prolijos y las infaltables iglesias, hasta llegar a la plaza de la catedral. Allí el elefante carga pacientemente con el obelisco en el lomo. Insisto: un monumento un tanto ridículo, con perdón de los ciudadanos de Catania. Volvimos con algunas frutas y algunos objetos innecesarios, que habrá que cargar por algunos paises hasta llegar a casa. Siesta con lluvia y truenos.
1 de octubre de 2022, sábado – Aci Tressa y Aci Castelo – El autobús urbano 538 pasa a 100 metros de nuestro departamento, y te deposita al rato en Aci Tressa, final de la línea. No habíamos comprado los billetes, y resultó que no los venden a bordo del autobús. Decidimos ir de cualquier forma. Ya a la vista del mar me puse a conversar con otro pasajero, le compré dos «biglietti». Pero no los validé en la máquina ad hoc, con la aviesa intención de que sirvieran a la vuelta. Dicho claramente: no pagamos. Aci Tressa tiene en el mar unas grandes rocas y una pequeña isla. Las rocas son las que le arrojó el Cíclope a Ulises, porque el muy traidor lo había dejado ciego. No le embocó ni una, como que estaba ciego, y porque consta que Ulises siguió dando vueltas por el Mediterráneo, demorándose todo lo posible para no volver a casa con olor a Circe, y que se avivara su legítima esposa. O algo así. Curiosas rocas en el mar, bonito lugar. Los pescadores ofrecen el traslado a la isla, pero el mar no ofrecía condiciones hoy. Igualmente no hubiéramos ido, al fin y al cabo Sicilia es una isla. Evitamos la redundancia. Acto seguido: Caminata por el lungomare hasta Aci Castello. Deben ser tres o cuatro kilómetros, nos acompañó con sus mejores rayos freidores el sol del mediodía. Algo acalorados o bien dando lástima, los infatigables viajeros Ovir y Gloria la emprendieron apenas llegados con la nada despreciable escalinata del castelo. Para recibir allá arriba la buena noticia de haber llegado justo justo… para el horario de cierre. Quizas por la simpat¡a que nuestros viajeros irradian o bien por su deplorable estado, el guardián les permtió la entrada por un par de minutos, y hasta les sacó una foto junto a la puerta. En el tránsito entre un Aci y otro Aci, detectamos un restaurante con mesas balconeando al mar, allá arriba, cerca del castelo. Allí se mangia. Turistas informados, pidieron para acompañar las cervezas Messina «Pasta alla Norma». El plato oficial de Catania, inventado para homenajear a Bellini, músico catanense autor de la ópera Norma. El plato: É una ricetta tipica della cucina tradizionale siciliana ed in particolare catanese. E un primo piatto facile e veloce da realizzare che racchiude tutti i profumi ed i sapori dell’estate. Basta condire la pasta con una buona salsa di pomodoro, dei cubetti di melanzane fritte ed una spolverata di ricotta salata e porterete in tavola un piatto a cui sar… impossibile resistere. Al regreso, los turistas marginales pagaron el translado con los billetes que hubieran debido emplear a la ida. Un detalle: antes de llegar a casa está el Chiosco Giammona, donde preparan unos seltz famosos. Hoy fueron de limón, ayer de tangerina. Una delicia.
2 de octubre de 2022, domingo – Catania y Taormina – Después de caminar hasta la estación Borgo Catania para tomar el trencito Circumetnea, y descubrir que los domingos no corre, hubo que buscar una alternativa. Decidimos ir a Taormina. Otra laaarga caminata hasta la estación de autobuses. Después de un poco de autopista, el bus comienza a trepar por calles estrechas y curvas al vacío o contra la montaña. Sentados en el primer asiento, se disfruta la emoción de pensar esta vez no alcanza a pasar, ahora vamos directo al carajo, correte Gloria que esa piedra se mete por el parabrisas. Por allí arriba llegamos a la modesta estación de buses de Taormina. Como nada había planificado, seguimos a los demás turistas cuesta arriba, y apareció la puerta Messina. La primera impresión fue mala: un shoping con las marcas internacionales más caras, a lo largo de una calle no muy interesante. Un gentío aburrido pasando de Gucci a Dior y de Dior a Valenciaga. nada de nuestro interés. Así llegamos al otro extremo del corso, que sería el Humberto I o el Vittorio Emmanuele, como se llaman en toda italia, no nos fijamos. En el extremo opuesto está la puerta Catania, con buenas vistas al mar. Comimos algo por alla, un helado por aquí , y volvimos a la puerta Messina. Hay que hacer justicia: los angostos pasajes transversales al Corso de Vittorio o de Humberto (no nos fijamos) se empinan hacia arriba o hacia abajo con mucha gracia, mostrando un retazo de mar algunos, otros un cacho de montaña. Hay alguno tan estrecho que quien quiera transitarlo debe ir de costado como egipcio de papiro. Pero cerca de la puerta Messina está el Antico Teatro Romano. Preparados para pedir descuento por pensionatti, o por discapacidad, o por diarrea, resultó que el primer domingo de cada mes es gratis. Cosa que deberíamos saber desde Agrigento, donde también anotamos € 20 a favor del equipo sudamericano. Hasta compramos un imán en el bookstore, emocionados con el ahorro inesperado. Aunque Marx no concuerde, no todo es economía: el teatro ofrece maravillosas vistas de la ciudad y alrededores, del volcán Etna y del mar. Además de asombrar con la capacidad técnica de los romanos y su arquitectura. Dormimos casi todo el viaje de regreso a Catania, una vez superadas las curvas antes mencionadas, quizás más emocionantes en bajada que en subida.
3 de octubre de 2022, lunes – Tren Circumetnea – Uno de los mejores momentos de este viaje: la vuelta en tren al volcán Etna. Partida a las ocho de la mañana desde Borgo Catania. Antigua estación que supo recibir locomotoras a vapor, hoy con unos vagones necesitados de jubilarse, de motor diesel. Nos asignaron una formación de dos vagones. En marcha. Ruge el motor en las subidas y ni hablar en los túneles, que son varios. Somos casi todos turistas. Casi de repente desaparece la ciudad y vemos unos pobres campos rodeados, más bien ocupados de tunas. Poco a poco el paisaje es más ameno, y en Bronte nos rodean los pistachos. Suponemos, porque nunca hemos visto un pistachero, o como se llame. Apenas el pistacho decorando los tradicionales y deliciosos canoli. El aire es fresco, aunque sólo se alcanzan los 1000 msnm. A las dos horas, estación final de nuestro tren, Randazzo. Paseo por el pueblo, con sus edificios negros hechos con piedra volcánica. La iglesia, en negro y blanco, muy original. No entramos como de costumbre. Café‚ y cornetos en un bar, el próximo tren sale en media hora. Un nuevo tren, levemente más moderno, nos lleva hasta Giarre, final de la vía. Ahora es la tierra de las vides, a la sombra de la ladera norte del Etna. Vides y más vides. En Giarre hacemos el transbordo (caminando unos 100 metros, son estaciones no conectadas entre sí) a un tren modernísimo de Trenitalia, y hacia las cuatro de la tarde estamos en Catania Centrale. Felices de haber circumnavegado el volcán, experiencia que no figura entre lo que venden las agencias de turismo. Por suerte.
4 de octubre de 2022, martes – Catania – Por la mañana caminata de ida y vuelta a la playa negra, cercana a la Piazza Europa. Se llama San Giovanni de Licuti, es vecina a un pequeño puerto de pescadores. Hay algo de arena negra, pero hay que acomodarse entre las piedras. Hay varios barcitos, y el agua es muy transparente. Pese al agua tentadora, decidimos que la incomodidad era excesiva para nosotros. Vuelta a casa. Por la tarde, segunda parte del city tour. Iglesia De San Nicolo, mastodonte inconcluso, feo por donde se lo mire. Luego Antico Teatro Romano. € 6,00 por cabeza, interesante, hay construcciones del siglo pasado sobre partes de las ruinas. Vale la visita. Salteamos el Monasterio de los Benedictinos, ubicado a metros del teatro. Breve caminata al Castelo Ursino, 10,00 por cabeza, contiene el museo de la ciudad. No entramos. Por fuera es poco interesante. Aperol Spritz demorado en un barcito camino al mercado de la Pescheria y a casa. Arancini y cervezas para reponer las energias de las caminatas del día. Mucha caminata y poco resultado.
5 de octubre de 2022 – Catania – Tomamos el autobús de la línea D en Piazza Borsellino. En unos 15 minutos nos bajamos en la Spiaggia Libera 2. La playa de Catania, mayormente ocupada por «Lidos» donde hay que pagar hasta para entrar, tiene tres zonas de acceso gratuito. Donde hay también chiringuitos para comer y beber, y alquiler de tumbonas. Arena fina, extensión de unos cuatro kilómetros, muy ancha y de poca pendiente, contrasta con la imagen que uno suele tener de las playas mediterráneas. Un buen día de sol y mar para los fatigados viajeros Ovir y Gloria.
6 de octubre de 2022 – Catania -Ya despidiéndonos de Catania, y de Sicilia. Y de Italia. Hoy por la mañana hubo dos actividades turísticas: recorrido del barrio Berillo (breve, tan breve como el tal barrio) y visita al Teatro Massimo, que homenajea a Bellini, compositor nacido en Catania. Pero que a los 18 se fue a Nápoles, luego triunfó en Milán y murió en París a los 38 años. La visita es guiada, cuesta € 6,00 por persona. Obtuvimos descuento porque no hay guías en castellano. Asi que los 40 minutos en italiano nos costaron € 4,50 a cada uno. Lindo teatro de ópera pequeño. Por la tarde paseo consumista: Shoping Porta de Catania. Un shoping más. Fuimos en el bus 523, otro de los que parten de la Piazza Borsellino. Algunos blogs recomiendan esta visita en Catania. Será por el recorrido del bus, o por alguna otra causa que nosotros, turistas marginales no comprendemos. Porque un shoping es siempre igual a sus semejantes, vayas donde vayas. Mañana Ryanair nos llevará a Madrid, España, y luego Renfe Cercanías nos depositará en Alcalá de Henares, donde nacieron Don Quijote y Sancho Panza, autores del Miguel Cervantes. O parecido.