11 de septiembre de 2017 – Cres – Dia de viaje cansador: Salimos de Plitvice a las 08:30. Alcanzamos a llegar a la parada del bus sin que la lluvia nos pescara. Apenas allí se desató flor de tormenta, con rayos y todo. El bus nos llevó a Karlovac, previo cambio de bus por desperfectos técnicos, donde llegamos para hacerle señas al bus a Rijeka, que extrañamente paró, ya fuera del peron (andén). Y digo extrañamente porque los choferes de los buses croatas son muy poco cordiales, quizás este era la única excepción.  Creo que paró porque éramos varios haciendo señas. Gracias a eso pudimos llegar temprano a Rijeka. Allá partimos, al puerto bajo la llovizna. Para enterarnos que el catamarán del Kapetan Luka no salía, por motivos inciertos. Volvimos a la estación de buses bajo la llovizna. Preguntamos y fuimos respondidos: «En cinco minutos sale el bus a Cres». Subimos. Espectaculares vistas al mar. Un ferry. Más vistas al mar. Vegetación pobre, ya transitando en la isla. Llegamos. Al bajar, unas dos horas y media después de haber salido, un hombre con un cartelito: Raul & Gloria. Es el dueño del departamento reservado previamente, que considerando la lluvia, ha venido a buscarnos. Muy gentil. Resulta que fue marino, habla algo en «argentino» mezclado con italiano. Y en inglés, y, suponemos, en croata. Se llama Dinko. Por fin llegamos al pequeño pero comodísimo departamento, que parece a estrenar.
Tiramos los bártulos y hambreados como pocas veces, bajamos los 31 escalones (los contamos) que nos separan del centro del pueblo, y nos metimos en el primer restaurante que se nos cruzó por delante, junto al último escalón . El resto del día, a causa del clima, no fue muy productivo, pero algo caminamos por el pueblo.

12 de septiembre de 2017 – Cres – Por la mañana, con clima regular, poco sol, sin lluvia, caminamos por una larga vereda bicipeatonal que bordea la costa. Son varios kilómetros. Hay playitas de arena gruesísima, sectores de roca con plataformas para tirarse al agua, un gran camping lleno de motorhomes, una playa nudista con alguna gorda alemana desnuda, un olivar de los tiempos de Empédocles, y alguna abeja a la que no le caí en gracia. Y a mitad del sendero la baliza encarnada, que señala la entrada de la bahía de Cres. Por la tarde llovió, y en los intervalos curioseamos el centro y la ciudad medieval, que son lo mismo.
13 de septiembre de 2017 – Cres y Mali Lošinj – Por fin un dia hermoso. Nos tomamos el bus a Mali Lošinj, que está en la isla vecina, y se pronuncia Mali Loshini. El puente que separa ambas islas es diminuto, es fácil que un distraido no se entere cuándo pasó de una isla a otra. El canal que separa ambas islas es proporcional al puente que lo cruza, o sea, es ínfimo. Mali es más importante que Cres, y mucho más turístico. El pueblo se desarrolla rodeando al puerto. Toda la costanera céntrica es una sucesión de bares y restaurantes. Bonito. Abandonamos el centro y tomamos un sendero semi urbano, que nos llevó hasta las proximidades de Veli Lošinj, pero no llegamos, la tentación de una playita con aguas transparentes en el final de una pequeña cala, nos detuvo. Aclaración: Mali es pequeño, y Veli grande, pero en estos dos pueblos los nombres están al revés. Así que tomamos sol y nadamos a gusto, hasta que recordamos que el último bus a Cres sale a las 17:00. Nos duchamos gracias a que el municipio puso una ducha allí mismo, y nos fuimos a cafetear en un bar hasta la hora señalada. Ya en Cres, nos duchamos de nuevo, y salimos a pavear al centro. Nos instalamos en un café a mirar pasar a los turistas. Linda costumbre local, esta del café, que te permite pasar horas sentado en la vereda de un bar por el precio de dos cafés.

14 de septiembre de 2017 – Cres (Cherzo en italiano) – Fuimos a comprar pasajes en el catamarán del Kapetan Luka, pero no los vendían pues mañana se esperan fuertes vientos, y no garantizan el viaje. Segunda vez que el Kapetan éste nos deja en el puerto. Alquilamos dos bicis, y fuimos en ellas hasta la baliza verde, es decir al otro extremo de esta profunda caleta que es el puerto de Cres. Pasamos por varias playitas y plataformas, cruzamos un pinar, y finalmente llegamos a la baliza. En el regreso nos instalamos en una plataforma y otra vez caimos al agua transparente. Ahora el tiempo está desmejorando, sopla el viento, el «bura», ya hicimos los petates, mañana estaremos en Rijeka, que se pronuncia Rieka. De allí esperamos llegar temprano a Pula, en plena Istria croata.