Unas palabras para definir Guatemala, en el lado bueno: Montañosa, selvática, volcánica, tropical, hermosa, arqueológica, de gentes buenas y sonrientes. Ahora unas palabras menos para el lado malo: mugrienta, calurosa, de transportes imposibles, o muy costosos (una u otra). Hemos andado un tanto por Guatemala, no somos autoridades en guatemalogía, pero algo hemos aprendido.
Los guatemaltecos
Guatemalteco y maya son casi sinónimos. Los mayas no son un pueblo desaparecido en la historia, son una nación viva, con sus propios idiomas, sus dioses, sus tradiciones, sus ropas distintivas, como el corte y el huipil femeninos. Son los mismos que hace siglos crearon un calendario de veinte meses, y que dejaron constancia de sus mitos y leyendas en un libro: El Popol Vuh. Son gentes laboriosas, que tanto administran un banco como un hotel, como llevan leña en su espalda sujeta con una cinta en su cabeza. Sobre estas gentes hay que insitir: son amables, sonrientes, buena gente. Siempre que se les pregunte, intentarán indicarnos nuestro camino. Puede dar problema entenderse: hay unos 22 idiomas en Guatemala. El saludo aprendido en una lengua, puede ser incomprensible a pocos kilómetros. Un ejemplo concreto: en Santiago Atitlán se habla tz’utujil. Cruzando el lago Atitlán, en Panajachel, a 20 minutos de lancha, se habla cakchiquel.
El transporte
El transporte puede resultar incomprensible: sólo hay dos o tres empresas de larga distancia: Litegua, Monja Blanca y Fuente del Norte son las mejores. Todo lo demás son microbuses entre pueblos o ciudades, siempre llenos y sin aire acondicionado. O los bonitos «chicken bus», que son viejos buses escolares de USA muy pintarrajeados y decorados, rugiendo con sus grandes motores en ciudades y rutas, también llenos, con sus asientos escolares inapropiados para un viaje de horas. El nombre en inglés es muy descriptivo. La solución para los turistas es el microbús turístico, que recoge sus pasajeros en los hoteles, o en algún punto de encuentro fácil de ubicar. Casi todos los hoteles y todas la agencias de turismo hacen la contratación de estos transportes. Pero son caros. Hay que destinar en el presupuesto de viaje igual o mayor cantidad de dinero para transporte que para hotelería.
Hablando de dinero: El Quetzal, que usa por símbolo la Q, es una moneda fuerte comparada con la de los países vecinos. El cambio de divisas puede hacerse en hoteles, comercios, casas de cambio, pero la mejor tasa es la de los bancos. Allí se pierde tiempo en registrarse como cliente, y hay que ir con el pasaporte (no siempre), pero el resultado rendirá una buena diferencia a favor. Hay cajeros electrónicos en casi todos los pueblos y ciudades. Las tarjetas de crédito no son del todo bienvenidas en comercios, restaurantes u hoteles, es común que pidan un recargo entre 5% y 10%. En hoteles baratos y comedores (restaurantes populares) ni hablar de tarjetas. En Guatemala se regatea. El precio de equilibrio puede ser un 60% de la primera oferta.


Las ruinas mayas: son impresionantes, no se puede visitar Guatemala sin visitar Tikal. Las ruinas están en su mayoría en el Estado de Petén, el más grande del país, al norte, mayormente selvático. Tikal es el sitio arqueológico más grande e importante, con gigantescos templos piramidales. La entrada cuesta Q 150 para extranjeros, y hay recargo si se desea ver el amanecer o el anochecer en las ruinas. La visita requiere un mínimo de cuatro horas. Las empresas de transporte turístico están organizadas para que el viajero permanezca allí unas seis horas. Hay dos alojamientos (lodges) dentro del parque, de costo elevado y con malos reportes en los sitios de reservas. La mayoría de los viajeros se alojan en la isla de Flores (a unos 60 Km) o en El Remate (a unos 30 Km). En uno u otro lugar, las empresas están organizadas para que el viajero haga su entrada en la hora de apertura del Parque. Esto es excelente, pues hacia mediodía el calor será intenso y habrá muchos más visitantes.
Las ruinas de Yaxhá son también muy interesantes, valen la visita, que cuesta Q 80 por extranjero. Las empresas suelen tener un horario matutino y uno vespertino para la visita. El matutino es más fresco, el vespertino ofrece la puesta de sol como espectáculo de cierre.
Muchos viajeros incluyen en su recorrido de ruinas, las ruinas de Copán, en Honduras, cerca de la frontera con Guatemala. Son ruinas muy interesantes, con estelas grandes y bien conservadas. Además se visita el curioso monumento Rosalila en los túneles de los arqueólogos y una excelente reproducción colorida en el museo anexo.
El viajero depende en gran medida de estos dos rubros. Hoteles los hay de todos las clases, incluyendo a los de lujo en algunos lugares clave, pero en general los hay de precio medio y bajo. En el rango medio se puede encontrar un hotel con buenas camas, baño privado, aire acondicionado y piscina descubierta por unos USD 35 en adelante. En los lugares de clima caliente, Petén y Caribe puede que no haya agua caliente en la ducha. En estos hoteles puede que no reciban tarjetas de crédito. Hablando de alimentarse, la tortilla será infaltable en todas las comidas. Son a base de harina de maiz o bien de maiz molido y agua. Se puede comer por casi nada en comedores populares llamados justamente: comedores. Un desayuno típico que contendrá huevos en varias formas, un pote con crema de frijoles, otro con crema de tomates y varias tortillas puede costar menos de USD 3. El café con leche será café acompañado con una diminuta jarrita de leche. Las comidas principales, en estos comedores serán a base de pollo o pescado, con arroz y frijoles por compañía. Sopas y guisos abundan. En puestitos callejeros habrá choclos, tacos, pollo frito. En comedores y puestitos se come por casi nada, digamos dos tres dólares. Cuando se lea «restaurante» en la entrada, habrá platos por USD 12 en adelante.
No visite Guatemala en semana santa, a menos que haya reservado hotel en Antigua con muchísima anticipación, para ver el espactáculo de las flores y los creyentes en esa semana. Fuera de Antigua y algunos pueblos, no encontrará ni transporte ni alojamiento. Los guatemaltecos salen todos juntos de vacaciones en esa semana, que llaman verano con poco respeto por el calendario. Los transportes no circulan, los bancos no atienden.
No alquile auto: las rutas no son malas aunque estrechas, pero atraviesan cada cinco minutos un poblado, caserío, aldea o ciudad, todos ellos con reductores de velocidad (los llaman túmulos) y largos embotellamientos. Quizás una velocidad promedio de 40 km/h sea optimista. Hay que tener presente que Guate es un país montañoso: curvas, subidas y bajadas no fomentan la velocidad, y menos aún el sobrepaso.
Si usted sólo practica turismo cómodo, Guatemala quizás no sea para usted, a menos que quiera y pueda emplear mucho dinero en hotelería y sobre todo en transportes privados. En caso contrario, con presupuesto medio, siempre habrá un hotelucho mal administrado o un minibus lleno hasta desbordar en su camino.