30 de marzo de 2016 – Romántica Hoi An – Un taxi al aeropuerto Tan Son Nhat de ciudad Ho Chi Minh, algo fuera de nuestras costumbres. Viajet Air, una hora y monedas, y 45 dólares cada uno. Los dólares deberían llamarse dolores, que es lo que me dá cada vez que nos los extraen. Dormimos profundamente, afuera del avión sólo había nubes, y aterrizamos en el aeropuerto de Da Nang, que tiene por código DAD. Otro taxi, son más de 40 km. y llegamos al Champa Villas Hotel. Muy lindo (aunque modesto) y más que económico. Limpio a rabiar, en contraste a nuestro anterior alojamiento. Justo enfrente hay un templo confuciano: Mieu To Khong Tu. Además nos recibió una brisa fresca, tan bienvenida despues del sofocón permanente que ha sido el viaje hasta ahora. Nos hemos llevado una sorpresa con esta ciudad: bellísimo casco antiguo, bordeando el rio Thu Bon. Hay templos chinos, y casas de más de dos siglos. Chucherías para turistas no faltan, pero ocupan gran parte del centro de la ciudad y el casco antiguo incontables sastrerías. De hombre y de mujer, tanto de ropa  para extranjeros del occidente o asiáticos,  como también los muy variados diseños que usan las gentes locales. Es el principal lugar de Vietnam para comprar ropa North Face, de buena calidad, que podría llamarse aquí «North Fake». Hay farolitos de colores por todas partes, y en el rio flotan velillas de variados colores. Hay un puente japonés de madera, cubierto, increíble. Hemos visto parejas en una barca, también botando las velillas, vestidos con suma elegancia, probablemente festejando su casamiento. Una  ciudad romántica, no hay duda.
31 de márzo de 2016 – Pedaleando se llega (a veces) – En las bicis alquiladas al hotel, esquivando peatones, motos, autos, triciclos y algún bus de turismo, vimos por primera vez en nuestras vidas el Mar de la China Meridional. Las playas de Cua Dai y An Bang son lindas pero no espectaculares, las disfrutamos con unas cervezas Saigón en un chiringuito playero. Hay aqui unas curiosisímas embarcaciones tejidas, con forma de canasta circular, de unos dos metros de diámetro. Se llaman thung chai. Timonear con un remo, sin quilla, ni proa ni popa, debe ser un arte y técnica para marinos expertos. Poniendo un pié arriba y otro abajo en los pedales, volvimos al hotel para un descanso. Pero no duró mucho el reposo: partimos en sentido contrario para visitar el villorio de la cerámica. No lo encontramos. Otra vez al hotel. Nueva partida, a ver la isla de Can Nam. Nada de interés. Regresamos bordeando el mercado, y alli practicamos nuevamente el oficio de esquivar gente, más las inevitables motos, y agregamos a la lista los triciclos que circulan despacio con una gorda alemana y su crio muy sentados al frente, con su sudoroso vietnamita pedaleando atrás. Cruzamos el rio Thu Bon otra vez, a la isla Minh An, que es la que enfrenta al casco histórico. En Minh An hay muchos puestos de artesanías, y las infaltables sastrerías. Destacan los puestos de venta de faroles de papel, que ofrecen sus muchos colores en la noche. Vuelta al hotel. Salida al restaurante. Cena de cao lau para mí y menu completo para Gloria. Cao lau es un plato en base a fideos, sobre una cama de verduras, con trozos de puerco y coronado por algo que parecía torresmo brasileño. Se puede agregar salsa de soya y otra de ajíes. Quedé con la remera bonitamente decorada con estas salsas. Menos mal que la ropa es tan barata. Quizás no vale la pena lavarla.
1 de abril de 2016 – ¿Títeres acuáticos? – Si, títeres maravillosos, graciosos, que se desplazan en el agua. Un arte vietnamita peculiar. Títeres que pelean con dragones que despiden fuego, o agua. Títeres que navegan, pescan, persiguen ranas. Un espectáculo insólito, delicia de niños y niñas de todas las edades, digamos hasta 97 años y medio. Quedamos maravillados. Y además, a la salida encontramos una estación de buses con buen aspecto. Alguno de ellos nos llevará pasado mañana a Hué. El resto del dia lo empleamos en pasear por el casco histórico, visitar templos chinos, casas antiguas, casas de reunión. Esto se hace con una entrada múltiple, que da acceso a cinco visitas. Como no se preocupan mucho, creo que visitamos ocho. Hice provisión de camisetas, mi principal rasgo de consumo. Dos por USD 5,50. Antes de ir a la cama, probé el cao lau xe, a base de fideos y camarones, una delicia. Se llama «xe» por ser el nombre del restaurante. Suponemos que es una fantasía del cocinero, algo alejada del plato tradicional.
2 de abril de 2016 – Del hotel al turismo, y del turismo al hotel – La mañana se ha ido en comprar pasajes a Hué, cambiar unos dólares, y otro paseo por la ciudad, refrigerado por cervezas. Por la tarde toca descanso, publicar estas tonterías, más descanso y un ultimo paseo vespertino por la ciudad. Mañana: Hue, en la empresa Queen Cafe Open Bus, veremos qué tal.