21 de septiembre de 2022, martes – Piazza Armerina – Madrugamos en la vecina Enna y a las ocho subimos al autobus de la empresa SAIS, que parece ir a todos lados. Desde la parada en el Viale Dias, en cuarenta minutos descendió desde las alturas de Enna, hasta la Piazza Mareschiale, en Piazza Armerina. Allí mismo (unos 30 metros más adelante, con casilla de espera y horarios pegados al vidrio) tiene su parada el microbus que te lleva a la Villa Romana del Casale, nuestro objetivo. Llegamos a la Villa casi junto con el portero, saludable costumbre que nos permite evitar a los molestos grupos que impiden cualquier contemplación.  Ésos salen de su hotel con guía en su idioma, y nunca llegan antes de las diez. Apenas entrados al patio central, se te empieza a abrir la boca ante los mosaicos  de los pisos, en varios colores, con pastillas que no llegan al centímetro de lado.   Uno transita sobre andamios, cada nueva habitación te sorprende. Hasta que uno llega a contemplar el ambulatorio, de unos 60 metros de largo. Hay allí imágenes de soldados, naves mercantes, carros, animales africanos. Nada fácil la descripción. Representan la provincia más austral del imperio romano. la Mauritania. Mas allá uno se encuentra con las famosas deportistas que todos llaman las chicas en biquini. Son diez figuras de damas practicando algunos deportes, o recibiendo su premio. A esta altura, uno calcula haber ojeado varios cientos de millones de pastillas formando los mosaicos, y falta mucho por ver. Quizás el momento culminante es cuando se llega al mosaico del Gigante. con sus tres ojos y rodeado de figuras humanas y animales. La visita nos demandó unas dos horas, incluyendo la repetición de las figuras principales. Cuando un español idiota nos reprochó ir en sentido inverso al de su grupo, como si alguien hubiera visto alguna flecha de recorrido, consideramos que era hora de privar a los numerosos grupos de nuestra grácil presencia. Visitamos los varios comercios de la salida. Compramos otro imán para nuestra sufrida heladera. Algo comimos . A un vendedor no le gustó mucho nuestra risita al decirnos que los feos imanes eran artesanales. Hay miles, todos iguales. Industrianato. Ni eso, serán «meidinchaina» supongo yó.
Llegó el microbus, nos bajamos antes de la última parada. Para recorrer el casco histórico de Piazza Armerina, interesante, con infinidad de iglesias que no visitamos. Unas cervezas y unos calzonni nos permitieron reponernos antes de la llegada del autobús que nos condujo, cansados y todavía asombrados hasta Enna. Tarde de descanso, organización de fotos y escritura de estas frases mal hilvanadas y peor cosidas. Ha refrescado en la montaña:  por primera vez en este viaje, nos hemos puesto un abrigo .