12 de mayo de 2015 – Agadir y Taroudant – Hoy a las nueve de la mañana nos embarcamos hacia Taroudannt en un bus de CTM . La terminal de buses de Agadir es una de las más prolijas de Marruecos. Unas dos horas después vino a recibirnos en la parada del autobús de Taroudannt un calor aterrorizante. La parada consiste en un gran desierto pavimentado, donde sólo crecen grands taxis y mugre. Caminamos hasta la plaza, con escala en uno de los zocos, para degustar la sombra. Finalmente, frente a la plaza, en un bar, bajo un toldo, nos hidratamos con agua y té de menta. Nada para mirar, salvo los caftanes coloridos de las mujeres. Juntamos coraje, y caminamos hasta la kasbah. Son unas ruinas maltratadas, inexistentes, donde sólo sobreviven las murallas.  Nada para mirar, ni caftanes coloridos, nos sentamos en otro bar y tomamos más agua. Volvimos hasta la plaza, con escala en el Gran Zoco, donde compré un auténtico casquete marroquí Made in China por € 5. Ya en el tercer bar, tomamos unos litros de agua. Nada para mirar,  salvo los caftanes coloridos de las mujeres. A las cuatro y media volvimos a la parada de buses, y «disfrutamos» nuevamente del desierto pavimentado. Y la mugre. Con atraso, llegó nuestro aire acondicionado dentro de otro autobús de CTM. Nos subimos al aire acondicionado, que nos condujo hasta Agadir. Un taxi, luego de exigir «avec compteur» o sea, con el taxímetro encendido, nos dejó en la puerta del aire acondicionado que está contenido en el hotel Afoud. Si no tiene nada que hacer no vaya a Taroudannt. Mejor será que disfrute del aire acondicionado de su hotel. Algo repuestos, caminamos hasta el comercio de este noble hombre que vende alcohol a cristianos, judíos, musulmanes y hasta ateos apóstatas como el que suscribe. Solo hay que llevar los dirhams suficientes. Ahora, cervezas y … aire acondicionado.